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Compañías de seguros de Bilbao

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Sobre el autor. Koldo Somokueto Pérez (1981) es Licenciado en Historia por la Universidad de Deusto. Autor de «El cementerio municipal de Portugalete: una visión histórico-artística» (Ayuntamiento de Portugalete-Eusko Ikaskuntza 2017), «Urduliz: la historia de un municipio vasco durante la Segunda República» y «Urduliz: la historia de un municipio vasco durante la Guerra Civil» (ambas editadas por el Ayuntamiento de Urduliz y Eusko Ikaskuntza en 2018). Colabora además en «Urduliz Gaur», publicación semestral  del Ayuntamiento de Urduliz, con artículos sobre la historia de dicha localidad. Actualmente se encuentra cursando el Doctorado en la Universidad del País Vasco.

Tras la reconversión industrial iniciada en los años 80 del siglo XX, provocada por la crisis, Bilbao tuvo que reinventarse y apostar por un nuevo modelo económico orientado al turismo. El hito que marcó el comienzo de esta nueva etapa fue la inauguración del Museo Guggenheim en 1997. Fue éste el último capítulo de la historia contemporánea de Bilbao, que, como la del resto de urbes, está conformada por etapas de crecimiento y de crisis. La capital vizcaína, a lo largo de los siglos, conoció incendios e inundaciones (denominados «aguaduchus»), a los que tuvo que hacer frente, para, como el Ave Fénix, renacer de sus cenizas. Su capacidad de adaptación y de superación de los contratiempos, impregnó el carácter bilbaíno, al igual que empapó el espíritu de comerciantes, industriales y emprendedores. El mundo de los seguros «made in Bilbao», nacido a comienzos del siglo XX, fruto de una revolución industrial ya bien asentada, no escapó de esta característica, que podemos considerar propia de la idiosincrasia bilbaína.

La industrialización en Bizkaia

1841 fue el año en el que dio comienzo el proceso de industrialización en Bizkaia con la construcción de la primera industria moderna en la provincia: Santa Ana de Bolueta. Frente a las tradicionales ferrerías que hacían funcionar sus instalaciones aprovechando la energía hidráulica, la factoría de Bolueta empleó por vez primera un alto horno de carbón vegetal. A esta instalación fabril, vino a sumarse en 1855 la Fábrica de Nuestra Señora del Carmen, propiedad de la familia Ybarra, que fue instalada en la Margen Izquierda de la ría de Bilbao, tras abandonar su localización originaria en Guriezo (Cantabria). La importancia de esta industria radicó en dos hechos novedosos: fue la primera que utilizó carbón mineral y, posteriormente, la primera empresa en la que se construyó un alto horno de carbón de coque.

Precisamente aquel 1855, en Inglaterra, tuvo lugar un hecho clave que determinó el devenir industrial de Bizkaia: nació el procedimiento Bessemer, que permitió la fabricación en serie de acero de buena calidad y con un coste menor. Para ello, era preciso un material muy determinado: el hierro no fosfórico, que solo se encontraba en dos lugares de Europa: Bizkaia y Suecia. La obtención del hierro sueco planteaba una serie de problemas que complicaban su uso: los yacimientos se encontraban lejos de la costa y su transporte resultaba excesivamente caro. Frente a la opción sueca, la vizcaína resultaba más atractiva: el hierro, de alta calidad, estaba al aire libre y muy cerca de la costa, lo que facilitaba su transporte. Estas inmejorables condiciones del mineral vizcaíno fueron dadas a conocer en el Viejo Continente gracias a la propaganda de algunos avispados propietarios de minas vizcaínas, como la ya citada familia Ybarra. La campaña de marketing de éstos, consistió en el envío de muestras de hierro a diferentes puntos de Europa. De esta manera, los ingleses pusieron sus ojos en los yacimientos vizcaínos.

A partir de 1865 comenzaron a darse los primeros pasos para explotar de forma masiva los yacimientos existentes en la Zona Minera. De esta manera, se construyeron ferrocarriles mineros y se asentaron en Bizkaia empresas de capital extranjero, en su mayoría inglesas (aunque también francesas), cuya finalidad principal fue dirigir la explotación de las minas y la salida del mineral con destino a sus fábricas.

Superada la Tercera Guerra Carlista (1872-1876), la explotación minera alcanzó su máximo apogeo, aumentando las ventas de hierro y, por tanto, los beneficios obtenidos. Pese a que la mayor parte de éstos quedaron en manos de ingleses y franceses, una porción quedó en manos vizcaínas. En ese grupo se englobaban los arrendatarios de las minas, los que participaron directamente en las grandes sociedades mineras; y, por último, quienes explotaban sus propias minas. Surgió así una nueva burguesía que, ante el aumento de beneficios producto de la actividad minera, vio surgir ante si la posibilidad de realizar inversiones en actividades productivas que les reportaran mayores rendimientos económicos. Para ello, surgieron dos caminos: la fabricación local de lingotes de hierro, para ser vendidos después a Inglaterra; y la creación de navieras para el transporte del metal transformado, obteniendo de esa manera el beneficio de los fletes.

Siguiendo esa vía, en 1878 se construyó la primera gran siderurgia vizcaína en la Margen Izquierda de la ría de Bilbao: la San Francisco, a la que se fueron sumando posteriormente otras instalaciones siderúrgicas como La Vizcaya y Altos Hornos de Bilbao, que, con la llegada del siglo XX, conformarían Altos Hornos de Vizcaya. En cuanto a las navieras, destacó en este campo Sota y Aznar, fundada en 1906 tras la fusión de 25 pequeñas compañías, que alcanzó el liderazgo del sector en Bizkaia.

Al calor de este apogeo económico, se crearon organismos como la Cámara de Comercio en 1886, la Bolsa de Bilbao en 1891; y, por otro lado, parte de la burguesía minera fundó aquel mismo año el Banco del Comercio, ante la falta de dinamismo que mostraba el Banco de Bilbao ante aquella coyuntura. Como veremos a continuación, la creación de aseguradoras bilbaínas no se produjo hasta la llegada del siglo XX.

El nacimiento de Seguros «Aurora» (1900), Seguros «La Polar» (1901) y «SVRNE» (1905)

El punto álgido del imparable desarrollo económico de Bizkaia que hemos descrito líneas atrás tuvo lugar en el periodo 1898-1901. La razón del acelerón durante este trienio hay que buscarlo en dos hechos externos. Por un lado, el final de la Guerra de Cuba (1898), supuso la repatriación de capitales coloniales y la reactivación de la inversión que se había paralizado debido a la inestabilidad en las colonias. Por otra parte, estalló la Segunda Guerra Bóer (1899-1902) que enfrentó a Reino Unido con los bóeres, un grupo étnico de origen neerlandés asentado en la zona de Sudáfrica. En ese contexto, la flota británica se dedicó principalmente al abastecimiento bélico, por lo que las navieras vizcaínas asumieron el transporte del hierro que los ingleses precisaban para la contienda. Como puede adivinarse, este contexto de espectacular crecimiento económico respondía a una coyuntura excepcional, que se prestó a una preocupante especulación bursátil, así como a una frenética creación de sociedades anónimas.

En este escenario tuvo lugar el nacimiento de las compañías aseguradoras «Aurora» (1900) y «La Polar»(1901). Tal y como señaló el Catedrático de Historia Contemporánea Manuel Montero, el surgimiento «(…) de este servicio, indispensable en una estructura económica industrial, señalaba la madurez que estaba alcanzando el desarrollo empresarial del País Vasco». Hasta entonces, operaban en la capital vizcaína diversas compañías extranjeras, en su mayoría inglesas y francesas, comprendiendo las diversas ramas del seguro. El auge de la minería, de la siderurgia y de la construcción naval, motivó que personalidades vinculadas a estos sectores, promovieran la creación de las citadas aseguradoras «Aurora» y «La Polar». Como veremos, en un primer estadio, las dos primeras sociedades de seguros netamente bilbaínas corrieron distinta suerte.

La cabeza visible de «Aurora» fue Francisco Martínez Rodas, militar natural de Huesca, que recaló en Bilbao durante la Tercera Guerra Carlista, convirtiéndose en un destacado naviero. La compañía aseguradora se constituyó el 13 de febrero de 1900, cerrando su primer ejercicio con unos resultados tan espectaculares como sorprendentes. La causa que explica este rápido éxito, debemos buscarla en una de las decisiones que tomó el Consejo de «Aurora»: su entrada en el sector bancario, que rápidamente se convirtió en una cuestión prioritaria para la compañía.

El 6 de abril de 1901, echó a andar «La Polar», sociedad aseguradora donde destacó la figura de Ramón de la Sota y Llano, que en 1900 había fundado, junto a su primo Eduardo Aznar, los «Astilleros Euskalduna» para la construcción de buques. De la Sota fue, sin duda, el naviero más importante que dio la provincia en aquellos años. La nueva aseguradora nacía vinculada al sector bancario, respaldada por el Banco del Comercio y posteriormente por el Banco de Bilbao.

El nacimiento de «La Polar» fue el primer capítulo de una serie de acontecimientos que llevaron a «Aurora» a una caída vertiginosa. La nueva compañía aseguradora atrajo a un nutrido número de navieros y capitalistas que abandonaron «Aurora». La directiva de la aseguradora vinculada a Martínez Rodas fue entonces consciente de su pérdida de peso en el sector marítimo que, por otra parte, se encontraba en plena recesión. Por otra parte, en mitad de la ola de especulación bursátil que envolvía a la provincia, los directivos de «Aurora» habían planeado una nueva aventura financiera: la creación del «Banco de Corredores». El proyecto se vio frustrado por la fusión de los ya mencionados Banco del Comercio y Banco de Bilbao.

El crecimiento económico del periodo 1898-1901, como ya señalamos, fue un completo espejismo, producto de unas condiciones favorables meramente coyunturales. Finalizadas éstas, la crisis se fue haciendo patente. En el caso de «Aurora», las cotizaciones se derrumbaron en julio de 1901. Las medidas que se anunciaron para intentar reflotar a la aseguradora de nada sirvieron. Por si fuera poco, el resto de los negocios de Martínez Rodas se vio inmerso en esta caída al precipicio de la sociedad de seguros: por poner un ejemplo muy ilustrativo, los barcos propiedad del empresario estaban asegurados en «Aurora». La compañía fue declarada en quiebra, iniciándose un proceso de saneamiento, que incluyó la liquidación de su sección bancaria. «La Polar», en cambio, al contar con el respaldo de una entidad financiera solvente como era el Banco de Bilbao, aguantó la crisis de forma más desahogada.

Pocos años después, el 30 de julio de 1905 nacía otra aseguradora bilbaína, «SVRNE», que, a diferencia de las dos anteriores, no enfocó su negocio hacia el seguro marítimo. «SVRNE» se constituyó como una Sociedad de Socorros Mutuos, dirigida a un colectivo muy concreto: los viajantes y los representantes. Hasta entonces, el trabajo de este grupo de trabajadores se encontraba mal remunerado, cubriendo a duras penas sus necesidades básicas. Esto llevo a un grupo de viajantes a constituir esta Sociedad con la finalidad de defender sus intereses y crear una póliza de seguros que asumiera las necesidades del colectivo y de sus familias en caso de enfermedad, invalidez y defunción.

La Primera Guerra Mundial (1914-1918) y el nacimiento de «Seguros Bilbao»

El estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), supuso, dada la neutralidad adoptada por España, una nueva oportunidad de negocio para la industria y el comercio vizcaíno. Prueba de ello son las 133 nuevas sociedades que se inscribieron en el Registro Mercantil de Bilbao en el primer semestre de 1918. A la vista de este crecimiento, tres comerciantes bilbaínos decidieron probar fortuna en el sector del transporte naval, fundando un negocio dedicado al seguro marítimo, que nació el 5 de septiembre de 1918, con el nombre de «Seguros Bilbao». Poco tiempo después de la puesta en marcha de la compañía, fue nombrado directivo José María Soroa Reyes. Soroa permaneció vinculado a «Seguros Bilbao» durante más de siete décadas, convirtiéndose en una de las figuras destacadas en el devenir de la aseguradora.

Como era lógico, el final de la Gran Guerra puso punto final a esta etapa de esplendor económico. La posguerra trajo consigo una implacable recesión, que paralizó los negocios y afectó de forma considerable al tráfico marítimo. Este sector sufrió especialmente durante el transcurso del conflicto bélico, ya que los seguros vivieron verdaderas dificultades para asumir el pago de los siniestros navales. En ese contexto, el reaseguro se convirtió en una práctica habitual. Durante los años de la Primera Guerra Mundial, el negocio del reaseguro estaba en manos de sociedades extranjeras, hasta que en 1919 Aurora creó la Sociedad Anónima de Reaseguros Garantía, que fue la primera sociedad española dedicada al reaseguro.

A la altura del comienzo de los años 20, Aurora, tras el batacazo inicial, era ya una compañía completamente saneada. Bajo esa premisa, comenzó su expansión, diversificando su oferta poniendo a la disposición de sus clientes potenciales seguros de vida, incendio o robo. Su expansión fue también geográfica. No solo se instaló en distintas ciudades del Estado como Madrid, Barcelona o Sevilla, sino que se estableció en países como México o Cuba. El crecimiento de la aseguradora atrajo la atención del Banco de Bilbao, de forma que, en 1929, Aurora pasó a formar parte de la red del Banco de Bilbao.

Aquel mismo año, se produjo el crack de la Bolsa de Nueva York que dio inicio a una crisis en Estados Unidos, que pronto se expandió al resto del mundo. En el caso de España, la recesión sacude a todos los sectores económicos. Ante esta coyuntura negativa, Seguros Bilbao decidió afrontar la adversa situación, ampliando sus servicios abarcando campos como el de los seguros de objetos artísticos, las pólizas de accidentes de trabajo y los seguros contra incendios. Este último seguro les reportó clientes tan importantes como Altos Hornos de Vizcaya o Bodegas Bilbaínas.

El negocio de los seguros en Bilbao tras la Guerra Civil

La Guerra Civil (1936-1939) y sus consecuencias, el modelo económico autárquico aplicado por la Dictadura de Franco en la posguerra y el aislamiento internacional durante los años 40 del pasado siglo, llevaron a la economía española a una situación nefasta. Una prueba palpable de este extremo fue que el país no volvió a alcanzar los niveles del PIB que tenía en 1935 hasta mediados de la década de los 50.

Sin embargo, el aislamiento en el cual se encontraba sumido el Estado, fue el elemento que, por ejemplo, ofreció a Seguros Bilbao la oportunidad de crecer. De esta manera, se fundaron sedes en Madrid, Barcelona y Sevilla. Por otra parte, la compañía bilbaína extendió su negocio a otras modalidades de seguros.

Llegada la década de los 50, las condiciones económicas fueron mejorando, gracias al fin del aislamiento internacional del país, reflejado en hechos significativos como: los acuerdos con Estados Unidos y el Concordato de 1953 o la entrada de España en al ONU el 14 de diciembre de 1955. La década terminará con el denominado Plan de Estabilización de 1959, que logró un alto crecimiento económico, del que se vieron beneficiadas las aseguradoras.

En general, la historia de las aseguradoras bilbaínas desde el fin de la contienda bélica hasta nuestros tiempos puede resumirse en dos características: una constante evolución y una eficaz capacidad de adaptación al devenir de los acontecimientos. Por ejemplo, en 1966, el Gobierno de Franco procedió a una nacionalización del seguro de accidentes de trabajo. Aquella decisión gubernamental supuso, desde luego, un contratiempo para los negocios de los seguros, pero éstos, haciendo gala de esa capacidad de adaptación que antes señalábamos, supieron reorientar sus objetivos. De esta manera, ante el crecimiento del uso del automóvil y la obligatoriedad del seguro obligatorio para ejercer la conducción, las aseguradoras supieron aprovechar este nuevo y rentable campo de negocio.

A partir de los años 50, nuevos negocios dedicados al seguro vieron la luz en la capital vizcaína. El 15 de julio de 1950, se fundó «Previsora Bilbaína» cuya dedicación principal en sus inicios fue el aseguramiento funerario. Años después, en 1964, el grupo Erhardt creó «Ercos S.A.» de Seguros y reaseguros.

Tras la bonanza económica de los años 60, la década de los 70 se caracterizó por una fuerte recesión causada por la crisis del petróleo de 1973. En ese contexto, siguiendo el viejo lema de «la unión hace la fuerza» se produjeron fusiones en distintos sectores empresariales, entre ellos en el mundo de los seguros: en 1977, «Aurora» y «La Polar» se fusionaron conformando «Aurora Polar».

Los años 80 fueron demoledores para el modelo económico industrial que había caracterizado a Euskadi. La fuerte crisis obligó a proceder a la reconversión industrial, que provocó el cierre o la transformación de empresas insignes. Ante la descomposición del entramado económico vigente hasta entonces, las aseguradoras se vieron también obligadas a cambiar la orientación de sus servicios, por lo que se centraron en pequeñas y medianas empresas y en el cliente particular.

Las fusiones de empresas y la absorción de empresas pequeñas por otras más grandes, para poder competir en un mundo cada vez más globalizado, llevaron a «Aurora Polar» a integrarse en 1997 en el Grupo AXA. Ese proceso de fusión se vio completado en el año 2000 con la venta por parte del BBVA de su participación en el Grupo AXA-Aurora. «Seguros Bilbao», por su parte, fue comprada por Catalana Occidente en 2004, manteniendo su nombre en la actualidad dentro de la compañía catalana.

La globalización continúa siendo uno de los retos actuales del mundo de los seguros, así como las nuevas tecnologías, cuyo crecimiento aplicado a este sector es imparable.

BIBLIOGRAFÍA

Publicaciones:

-CAVA MESA, María Jesús: Páginas de historia de una mutua centenaria: SVRNE (1905-2005), Bilbao, SVRNE, 2005.

-DIEZ MON, Asier: «Cien años seguros»  en DEIA 23/09/2018

-MENDOZA, Begoña: 100 años de Seguros Bilbao, Bilbao, Seguros Bilbao, 2019.

-MONTERO, Manuel: «La creación de las modernas compañías de seguros vizcaínas y la especulación bursatil» enErnaroa. Revista de Historia de Euskal Herria-Euskal Historiazko Aldizkaria, Nº 6, Junio 1991, págs. 171-207.

Webs:

http://aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus/es/la-polar-sociedad-anonima-de-seguros/ar-149015/

http://aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus/es/martinez-rodas-francisco/ar-93089/

http://aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus/es/seguros-aurora/ar-31798/

http://aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus/es/sota-llano-ramon-de-la/ar-108324/

https://www.erhardt.es/historia

https://www.previsorabilbaina.com/html/conocenos/previsora-bilbaina-presentacion.asp

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