[vc_row][vc_column][vc_separator color=»turquoise» border_width=»2″][vc_row_inner][vc_column_inner width=»1/2″][vc_single_image image=»33436″ img_size=»full»][vc_separator color=»turquoise» border_width=»2″][vc_single_image image=»33437″ img_size=»full»][vc_separator color=»turquoise» border_width=»2″][vc_single_image image=»33438″ img_size=»full»][/vc_column_inner][vc_column_inner width=»1/2″][vc_single_image image=»33439″ img_size=»full»][vc_separator color=»turquoise» border_width=»2″][vc_single_image image=»33441″ img_size=»full»][vc_separator color=»turquoise» border_width=»2″][/vc_column_inner][/vc_row_inner][vc_separator color=»turquoise» border_width=»2″][vc_single_image image=»33442″ img_size=»full» title=»José Ramón en la selva amazónica»][vc_separator color=»turquoise» border_width=»2″][vc_column_text]
OXIZONIA, RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA MEDIOAMBIENTAL
Por José Ramón Mena
Los bosques van en retroceso, los grandes pulmones del planeta tienen cada vez menos superficie y su protección y recuperación se han convertido en una responsabilidad global. En un mundo de economía globalizada, la responsabilidad social corporativa es algo más que un ejercicio de voluntarismo en la mayoría de las empresas. Dirigirlas con un modelo de gestión que convierta en positivos los impactos que su actividad genere sobre sus clientes, empleados, accionistas, comunidades locales, medioambiente y sobre la sociedad en general, es ya una necesidad.
Con esta filosofía en mente comenzó su andadura hace casi doce años José Ramón Mena, empresario de Elche, representante canónico del baby boom. Curioso, concienciado, emprendedor, puso los cimientos del proyecto Oxizonia, tras uno de sus múltiples recorridos por el mundo, heredero de la pasión viajera de sus padres. La deforestación amazónica fue un golpe bajo a su espíritu aventurero: la lucha contra la tala ilegal, contra la ampliación de la frontera agrícola en tierras de aptitud forestal, contra la falta de alternativa de las poblaciones locales. Así es que se plantó ante el gobierno peruano y le presentó un proyecto para la concesión de una reserva natural para fines de conservación y reforestación. Un método novedoso para salvaguardar los recursos naturales mediante la gestión privada. El resultado fue una concesión de renovación anual sobre 500 hectáreas de masa boscosa y biodiversidad, en la Reserva ecológica Chontachaca en el Departamento de Cusco, Provincia Paucartambo, distrito de Kosñipata, en la zona de Amortiguamiento del Parque Nacional del Manu, en la selva Sur oriental del Perú, entre los departamentos de Madre de Dios y Cusco.
Hace cuatro años se sumó al proyecto José Luís Galipienso, y hace apenas unos meses se produjo la incorporación de David Berkhoff. Los tres socios de esta organización sin ánimo de lucro, que es la figura jurídica que han adoptado en España, mantienen la infraestructura en la zona, con un biólogo –figura imprescindible para la concesión por parte del gobierno peruano- trabajando todo el año en la reserva, una persona que se encarga de la cocina que alimenta a la gran cantidad de voluntarios que reciben cada año, y una persona nativa de la zona, que conoce perfectamente el terreno y aporta su sabiduría al conocimiento del ecosistema.
El mantenimiento de la reserva se fundamenta en seis valores que se conjugan y yuxtaponen para configurar una nueva filosofía ecológica: los propios valores ecológicos que aportan la gran diversidad de plantas en conjunto con el clima y la fisiografía; los valores florísticos, con una gran variedad de especies; los valores faunísticos, con la presencia de hasta 19 tipos de mamíferos diferentes en la zona: el mono choro, el capuchino marrón, el mono ardilla, el musmuki, el oso de anteojos, el perezoso, el oso hormiguero, el coatí, la tayra, la nutria, el jaguarundi, el tigrillo, el ocelote, la huangana, el sajino, la paca, el puercoespín bicolor, el armadillo y la rata de bambú; los valores ambientales, siendo una zona productora de agua que, además, se encuentra colindante con la Reserva Ecológica de Chontachaka, lo que la convierte en un corredor de paso de especies; los evidentes valores científicos, con un alto potencial de estudio, en el que están interesadas diferentes instituciones internacionales y universidades; y por supuesto, el valón turístico de una zona que cuenta con un paisaje extraordinario de montañas y una topografía muy variada.[/vc_column_text][vc_separator color=»turquoise» border_width=»2″][vc_row_inner][vc_column_inner width=»1/2″][vc_video link=»https://youtu.be/F2t-n5oHjqs» align=»center» title=»Entrevista a Ethan, biólogo de Oxizonia – Rec»][/vc_column_inner][vc_column_inner width=»1/2″][vc_video link=»https://youtu.be/FU5FMAa-ffE» align=»center» title=»Reforestación del Amazonas «][/vc_column_inner][/vc_row_inner][vc_separator color=»turquoise» border_width=»2″][vc_column_text]Pero el proyecto Oxizonia no se circunscribe únicamente al impacto en el Amazonas de la deforestación, el propio José Ramón Mena se ha sentido aludido con la típica pregunta de “vas a proteger el Amazonas, a 15.000 kilómetros de tu casa, cuando aquí apenas quedan masas boscosas”. Con esta responsabilidad en mente se pusieron manos a la faena, y en España ya son 32 las hectáreasreforestadas, con un nuevo bosque a punto de ser creado, el Bosque de las Hadas y los Gnomos, en clara referencia al espíritu de concienciación medioambiental del proyecto, sobre todo entre más pequeños. Para la reforestación se está utilizando un un híbrido de paulownia creado junto al ingeniero de montes de Oxizonia en España, el Z07, un macho fecundado por cuatro hembras, preparado para todo tipo de climas. Hay quien llama a la paulownia la fórmula uno de los árboles, debido a su rápido crecimiento y a su madera ligera y resistente. También se resalta que se trata de una especie no invasiva y cada hectárea absorbe 40 toneladas de CO2 al año, lanzando diez veces más oxígeno a la atmósfera que cualquier otro árbol.
Tras la exitosa campaña de captación de fondos y concienciación “Apadrina un bosque”, en la que los padrinos del bosque amazónico se hacen acreedores de un certificado que da fe de una actitud activa ante uno de los problemas medioambientales más preocupante de los tiempos que vivimos, este año de 2018 han realizado una actividad de visibilización que por sí misma supone una declaración de intenciones. Junto con la Asociación de Mujeres Afectadas por Cáncer de Mama de Elche y Comarca (Amacmec), y bajo el patrocinio de Asefa Salud y la correduria Ilicitana Mena Asesores, han llevado a cabo la campaña “La Travesía por la vida, mucho por vivir”, en la que cinco mujeres afectadas por cáncer de mama han vivido una experiencia que ha servido a María Socorro, Isabel Jaén, Susana Pomares, María Villegas y Trini Valls para conectar con la naturaleza, tras su lucha con la enfermedad, y convertirlas en misioneras de la protección medioambiental, un reto de superación, autoestima y coraje que en parte ha sido posible gracias a la sensibilidad y compromiso del sector asegurador.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][/vc_column][/vc_row]