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Mercado asegurador peruano (Parte II)

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Víctor Hugo Murga Tisoc enfrente de la Basílica Catedral de Lima, Plaza Mayor. Autor de la fotografía: Javier Salvador

(Cómo incrementar la cultura aseguradora entre la población es el reto planteado en este artículo, en clave peruana, por su autor Víctor Hugo Murga Tisoc).

En el artículo anterior, publicado el pasado 25 de julio del 2016, terminamos con la siguiente interrogante: ¿Cómo podrían las aseguradoras llegar a la población que todavía no cree en los seguros o mejor aún cómo podrían cultivar una cultura de seguros?

Me gustaría comenzar por definir primero qué es cultura de seguros.

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, “cultura: es un conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico”  y según la definición descrita en la página de Fundación Mapfre, “el seguro: es un medio para la cobertura de los riesgos al transferirlos a una aseguradora que se va a encargar de garantizar o indemnizar todo o parte del perjuicio producido por la aparición de determinadas situaciones accidentales”.

Podemos decir que la cultura de seguros, es el conjunto de conocimientos que adquieren las personas para contratar uno o más seguros que les permitan transferir una parte o la totalidad de los riesgos a una entidad denominada aseguradora.

En los mercados emergentes, especialmente en el Perú, la limitada cultura de seguros, es uno de los factores que afectan el crecimiento del mercado asegurador, es por ello que más de una organización, realiza esfuerzos individuales y significativos para poder compartir conocimientos sobre los seguros, de forma simple, clara, transparente y lúdica, especialmente con sus clientes y se extienden a otras personas como parte de su programa de responsabilidad social.

En este punto, podemos nombrar empresas como Rimac Seguros, mediante una página web dedicada exclusivamente a enseñar sobre este tema , Pacífico hace lo mismo en su página principal  y Mapfre, mediante su Fundación Mapfre , no solo enseña sino que también realiza trabajos de investigación a nivel mundial.

En el sector financiero, podemos apreciar que el Banco Azteca también se preocupa en difundir los seguros, mediante su página web.

Con respecto a los gremios o entidades reguladoras, observamos que la Asociación Peruana de Empresas de Seguros (Apeseg), informó en el diario gestión, que junto con el Ministerio de Educación están llevando a cabo un programa de educación financiera, introduciendo en los sílabos escolares temas relacionados a los seguros, además en su página web   existen dos videos que explican mediante un par de historias, los diferentes riesgos a los cuales estamos expuestos y como transferirlos; lo mismo realiza la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) en su portal “educación financiera” mediante historietas de Sarita la segurita  y la Asociación de Corredores de Seguros (Apecose) se encarga de promocionar desayunos de trabajo para corredores y público en general.

Recordemos lo que dijo Pitágoras: “educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”, no les parece que sería bueno “educar a los niños en seguros para que en el futuro no sufran castigos económicos en casos fortuitos”.

Por ejemplo, el mes de agosto, la SBS estaba realizando una campaña en diferentes medios de comunicación para informar y confiar en el dinero electrónico, así que, se podría replicar lo mismo con respecto a los seguros.

Considero que el esfuerzo individual es muy importante, pero sería mucho mejor un trabajo en conjunto con las entidades gremiales como Apeseg y Apecose,  así como, el ente regulador, la SBS, los cuales, pueden ayudar a trazar el camino, centralizar esfuerzos y comunicar un mismo mensaje con relación al significado de los seguros en el país, su importancia e impartir el conocimiento adecuado para que todos podamos entenderlo de una manera muy sencilla y lúdica.

Este esfuerzo realizado por las aseguradoras, entidades financieras, los gremios, entidades reguladoras y el Estado, requiere de nuestra ayuda, especialmente de los que nos desempeñamos en este sector para convertirnos en gestores de la cultura de seguros, compartiendo conocimiento con las personas que nos rodean, orientándolos hacia un mundo asegurador, no con la intención de asegurar nuestro puesto de trabajo en el futuro, sino que algo mucho más trascendental, el poder ayudar a otros a comprender los riesgos a los cuales están  expuestos, enseñarles cómo podrían transferirlos a un precio mínimo en comparación con las posibles pérdidas económicas que puedan sufrir en el tiempo y que en caso no ocurra, tener la tranquilidad de estar asegurados y ser solidarios con los demás, este último punto, es la esencia del seguro y del ser humano, el cual, lo podemos apreciar cada vez que ocurre algún evento desfavorable que perjudica a un familiar, amigo o extraño.

No sólo, debemos pensar en la cultura de seguros, la cual forma parte de una cultura financiera, sino que también en la cultura del ahorro, de la inversión, de la prevención, de seguridad vial, de los valores, etc.

Para llegar a la población que no tiene mucho acceso a un seguro, podríamos fortalecer los diferentes canales de comercialización, como son: la fuerza de ventas, los corredores o asesores de seguros, las entidades financieras (este último canal en el caso español representa entre el 38% y 40% de las primas anuales, mientras que en el Perú podría estar por debajo del 20%), además, debemos seguir desarrollar los microseguros para que estos puedan ser comercializados por entidades de servicio público (luz o agua), organismos no gubernamentales e inclusive algunas comunidades campesinas, negocios afiliados (como el ejemplo bancario con las bodegas, farmacias, librerías, entre otros) y finalmente desarrollar aplicativos para vender por internet.

Hoy en día, el desarrollo del Bigdata y la tecnología aplicada a seguros o insurtech está revolucionando la forma de hacer negocios en el mercado mundial, las compañías tradicionales  se están adaptando a la nueva forma de ofrecer pólizas, mediante el uso de  aplicativos que ahorran tiempo y facilitan las solicitudes, cotizaciones, pagos y hasta la atención de siniestros con solo un clic de distancia, así como también, su uso para asignar un precio justo a cada cliente, como se realiza en otros países, por ejemplo: Oscar y Next Auto, el primero, compañía de seguros médicos que en un año paso de tener 15,000 miembros a 40,000, además a sus clientes les regala “una pulsera cuenta pasos” y si estos llegan a un número determinado de pasos, obtienen un descuento en su póliza, y el segundo, el cual te cobra por conducir tu vehículo; algo parecido, acaba de lanzar Rimac Seguros, con su producto denominado Seguro Vehicular con Devolución pero relacionado a cómo manejas.

Los comparadores de precio, también cumplen un rol importante en la comercialización de los seguros y de esto se han dado cuenta algunos corredores, entre los cuales destaco la página del corredor Ategia, el cual nació en el segundo semestre del 2014 y a fines del año pasado había generado comisiones por 264 mil dólares, es decir, según mis cálculos, colocó primas por 1.47 millones de dólares, sólo vendiendo pólizas de autos, también existen otros corredores de seguros, con más años en el negocio que cuentan con dicho aplicativo pero lo extienden a más tipos de seguros, es más, la SBS cuenta con un comparador de precios pero limitado al SOAT y Escolares.

Ahora, ¿qué hacemos con la población que no cree?, será un trabajo arduo, pero hay que demostrarles que siempre cumplimos con lo prometido,  informarles sobre los beneficios, las coberturas, poner énfasis en las obligaciones de las partes y exclusiones del contrato, mejorando la comunicación e informando, evitaremos reclamos por malas interpretaciones.

En este último punto, tenemos que hacer referencia al Principio de La Buena Fe, el cual consiste en creer en el cliente en todo lo que nos declara y que él confíe en que la aseguradora cumplirá con sus obligaciones pactadas en la póliza.

Esto, tiene que ver con la honradez, actualmente las compañías aseguradoras gastan miles dólares en sistemas que permitan detectar el fraude y en personal para analizarlos, según una encuesta realizada entre aseguradoras españolas y elaborado por Unespa, el equivalente a la Apeseg en Perú, en el 2015 los intentos de fraude tuvieron un impacto de 550 millones de euros, de los cuales 288 millones corresponde a vehículos, es decir, la siniestralidad del ramo vehicular se incrementó en 2.9 puntos porcentuales como consecuencia de los siniestros fraudulentos.

Al realizar un cálculo rápido y utilizando los ratios españoles, podría decir que, en el Perú, los intentos de fraude que afectaron en el 2015,  el seguro de vehículos  ascenderían a 12.8 millones de dólares.

Sería interesante,  contar con estudios a nivel gremial para poder cuantificar las cifras que correspondan por fraude y por ramo, además sería importante que todas las aseguradoras peruanas estén interconectadas para analizar fraudes en común, compartir experiencias y aplicar sanciones drásticas con el apoyo del Estado.

Finalmente, podemos decir que “cultivar una cultura de seguros es tarea de todos”.

Ahora, que les parece si respondemos otras interrogantes en el próximo artículo, ¿pueden los seguros obligatorios ayudar en el desarrollo del mercado asegurador peruano, cuáles son y qué cubren? y ¿los microseguros podrían ser una buena alternativa para llegar a la población que todavía no cree en los seguros, existen casos de éxito en el país?

(Fuentes: SBS, Apeseg, Apecose, Fundación Mapfre, Rimac, Pacífico, Diario Gestión, Anuario del sector asegurador 2015-ICEA, Segurosimple, Next Auto, HiOscar, Community of Insurance).

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