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Seguro de vida y cáncer de mama

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OLYMPUS DIGITAL CAMERAPilar Castillo, Directora Desarrollos Suscripción y Siniestros de RGA Re International Ibérica

Todos nosotros estamos formados de aproximadamente un centenar de millones de millones (100.000.000.000.000) de células, y las hay más de 200 tipos diferentes de células en nuestro cuerpo. A poco que pensemos en ello, nos resulta sorprendente que un conjunto tan diferenciado y complejo sea capaz de tener el nivel de funcionamiento que tiene.

Además, en principio la mayoría de la población está sana, o razonablemente sana; eso aun cuando la situación va deteriorándose con la edad, pese a los agoreros que mantienen el criterio de que “La perfecta salud es un estado patológicamente anormal”. Con todo y con ello la enfermedad aparece en cualquier etapa de la vida, es como una forma de concienciarnos de nuestra fragilidad y de la temporalidad de la que disfrutamos. Tenemos por tanto enfermedades, benignas, serias, duras, terribles, mortales y el cáncer, que la mayoría no tenemos claro si considerar dura, terrible y mortal, o todas a la vez.

El cáncer, para las personas normales, sin conocimientos médicos, que hasta el momento tienen la fortuna de no haberlo padecido, como paciente o como familiar de un paciente, suelen estar normalmente muy alejadas de los conceptos básicos mínimos, de la que quizá es la más temida de las enfermedades. Es por ello que me permito una breve iniciación en la jerga médica que nos permita estar menos despistados en del mundo del cáncer.

El cáncer es una enfermedad causada por células normales que dejan de serlo, que crecen de una manera incontrolada. Este crecimiento incontrolado provoca una protuberancia llamada tumor. Si no se trata, el tumor puede causar problemas de una de las siguientes maneras:

  • Extenderse en los tejidos normales cerca
  • Extenderse a otras estructuras del cuerpo.
  • Extenderse a través del sistema linfático o el torrente sanguíneo, a otras partes del cuerpo.

Hay más de 200 tipos diferentes de cáncer. Así, las células que componen los pulmones pueden causar un cáncer de pulmón; sin embargo hay diferentes células en los pulmones, por lo que éstas pueden causar diferentes tipos de cáncer de pulmón y precisar diferentes tratamientos para su curación.

Todas las células de nuestro cuerpo, tienen un centro llamado núcleo. Dentro del núcleo, se encuentran nuestro código genético; estos genes controlan la célula, ellos deciden cuando se va a reproducir, lo que hace y cuando va a morir cada célula.

Normalmente, los genes aseguran que las células crezcan y se reproduzcan de una manera ordenada y controlada; si el sistema va mal por alguna razón, el resultado usual es que la célula muere. En ocasiones, el sistema va mal de una manera, que permite a una célula seguir dividiéndose sin control hasta llegar a convertirse en un bulto llamado ‘tumor’.

Cuando escuchamos hablar a un médico sobre cáncer, es habitual escuchar expresiones como ‘grado’ del cáncer. Esto significa el grado de desarrollo o maduración de las células cancerígenas, vistas a través de un microscopio.

Una célula cancerígena de grado bajo, se parece más a una célula normal. Una célula cancerígena de grado alto, se muestra como una célula anormal y no está tan bien desarrollada. Los médicos valoran estas diferencias como ‘grado de diferenciación’. Así pues, las células pueden estar bien diferenciadas, moderadamente diferenciadas o escasamente diferenciadas. Esto es lo mismo que el grado bajo, grado medio o grado alto de diferenciación, o también llamados grados 1, 2 y 3, siendo el grado 1 el más bajo.

Un cáncer de bajo grado es probable que crezca más lentamente y es menos probable que se propague. No obstante, los médicos nunca pueden estar seguros de cómo se comportarán las células en cada cuerpo, pero el grado es un indicador muy útil y es uno de los factores que utilizan los médicos para decidir sobre el tratamiento de algunos tipos de cáncer.

El grado de un cáncer es diferente a la etapa del cáncer. El ‘escenario’ describe cuán grande es el cáncer y si se ha extendido o no. Cuando un médico diagnostica un cáncer, se llevan a cabo pruebas para investigar la extensión del cáncer a nivel local y para ver si se ha propagado a otra parte del cuerpo, lo cual es diferente a ‘grado’ de cáncer, que describe como es de similar una célula cancerígena a una célula normal.

Establecer el escenario es importante, ya que por lo general le permite conocer al especialista que tratamiento es el más idóneo para el paciente. Si el cáncer se encuentra localizado en un único lugar, el tratamiento podría ser local, básicamente con cirugía o radioterapia podría ser suficiente para deshacerse del cáncer por completo.

Si el cáncer se ha extendido, el tratamiento local por sí sólo no sería suficiente; se necesitaría un tratamiento sistémico también, como la quimioterapia, terapia hormonal u otros tratamientos farmacológicos, todos ellos circularán por el cuerpo a través del torrente sanguíneo.

A veces los médicos no están seguros de si el cáncer se ha extendido a otra parte del cuerpo, por lo que deben analizar los ganglios linfáticos cercanos al cáncer. Si hay células cancerosas en estos ganglios, es una señal de que el cáncer ha comenzado a extenderse, esto significa que se precisará un tratamiento específico junto con el tratamiento principal para el tumor primario (es decir, quimioterapia después de la cirugía, por ejemplo). El objetivo es matar las células cancerosas que se han separado del tumor primario.

Existen dos tipos principales de sistemas de identificación de los diferentes estadios de un cáncer. El sistema TNM y el sistema numérico, que por lo general tiene una escala del 1 al 4, esto permite que:

  • Los médicos tienen un lenguaje común para describir los cánceres
  • Los resultados de cada tratamiento se puedan comparar con precisión

con los estudios de investigación

  • Las directrices para cada tratamiento pueden ser estandarizadas en los

diferentes centros médicos

TNM son las siglas de Tumor, Nódulo, Metástasis. Este sistema permite describir el tamaño de un tumor, si el cáncer se ha diseminado a los ganglios linfáticos y si el cáncer se ha extendido a una parte diferente del cuerpo (metástasis). El sistema utiliza números para describir el cáncer.

‘T’ se refiere al tamaño del cáncer y hasta dónde se ha diseminado, pudiendo ser 1, 2,3 y 4, donde 1 es pequeño y 4 grande.

‘N’ se refiere a si el cáncer se ha diseminado a los ganglios linfáticos – que puede estar entre 0 (no hay ganglios linfáticos que contienen células cancerosas) y 3 (varios ganglios linfáticos contienen células cancerosas).

‘M’ se refiere a si el cáncer se ha propagado a otra parte del cuerpo – que puede ser o bien 0 (el cáncer no se ha diseminado) o 1 (el cáncer se ha diseminado).

A veces, las letras a, b ó c, se utilizan para dividir aún más las categorías. Por ejemplo, la etapa del cáncer de pulmón M1a (el cáncer se ha propagado a otro pulmón) y la etapa del cáncer de pulmón M1b (el cáncer se ha diseminado a otras partes del cuerpo).

Así como T1-T4, esto significa que el carcinoma in situ, es decir, que es una muy pequeña y temprana etapa del cáncer, la cual en ocasiones se llama pre-cáncer.

La letra p se utiliza a veces delante del código TNM, por ejemplo pT4, lo que indica el estadio patológico o análisis realizado de las células cancerosas en el laboratorio, una vez practicada la cirugía y haber extirpado el cáncer.

La letra c se utiliza a veces delante del código TNM, por ejemplo cT2, esto significa el estadio clínico o el escenario en el que se basa el médico acerca del cáncer antes de la cirugía. Esta etapa se basa en la información clínica cuando examina el paciente y analizando los resultados de las pruebas diagnósticas.

La pregunta inmediata, ¿Qué tipo de pruebas o análisis pueden realizarse para la detección de cáncer?. Los análisis clínicos pretenden detectar algunos síntomas tempranos en determinados tipos de enfermedades en personas que nunca han tenido ningún síntoma. No son infalibles, pero en la mayoría de los casos permiten una detección precoz, que ayuda mucho a la superación de la enfermedad.

Centrándonos en los tipos de cáncer que más concretamente son exclusivamente para nosotras, que hasta aquí no llega la igualdad. Los diferentes tipos de cáncer de las mujeres los más comunes y de mayor incidencia son:

  • Cáncer de cuello de útero
  • Cáncer de ovario
  • Cáncer de útero o también llamado cáncer de endometrio
  • Cáncer de los órganos genitales externos o cáncer de vulva
  • Cáncer de las trompas de falopio
  • Cáncer vaginal
  • Cáncer de pecho

De estos, el cáncer de mama, sigue siendo el más frecuente, también se da raramente en hombres; la buena noticia es que cada vez más personas están sobreviviendo a esta enfermedad.

Más del 80% de las mujeres con cáncer de mama, siguen manteniendo buena calidad de vida, una vez superados los 5 primeros años, después de su diagnóstico. La tasa de supervivencia, hace 20 años, era del 50%, hoy en día es entorno al 90%

La mejora en la tasa de supervivencia es debida principalmente a un mejor conocimiento de la enfermedad, el diagnóstico precoz, los avances en la investigación, y la aparición de nuevos tratamientos en la lucha contra el cáncer, junto con mejor calidad de vida, habiéndose identificado factores propiciatorios de la enfermedad como son, alimentación, obesidad, alcohol, tabaquismo y sedentarismo.

Pero incluso con estas mejoras, en España, todavía hay:

  • Alrededor de 12.000 mujeres y 80 hombres que mueren cada año, de

cáncer de mama.

  • El cáncer de mama representa el 30% de los procesos oncológicos que

se diagnostican anualmente a mujeres.

  • Cerca de 35.000 mujeres son diagnosticadas de cáncer genital.

Las causas de padecer un cáncer u otro, todavía hoy en día no se entienden; pero si es cierto que hay ciertos factores de riesgo que pueden cambiar la probabilidad de que una persona pueda padecer cáncer y otra no.

Estos son, dentro de la gran variedad que existen, algunos de los factores asociados a los diferentes tipos de cáncer femenino:

  • El cáncer femenino y más específicamente el cáncer de mama, aumenta con la edad. El cáncer de mama es el más común entre las mujeres mayores de 45-50 años que ya padecen la menopausia. Ocho de cada diez casos de cáncer de mama se detectan en mujeres mayores de 50 años.
  • Todas las mujeres entre 50 y 70 años deben realizarse revisiones ginecológicas, al menos, cada dos años. Actualmente hay estudios pilotos que buscan ampliar el rango de edad entre 47 y 73 años.
  • Antecedentes familiares: Hay un pequeño número de personas que tienen un riesgo más alto de desarrollar cáncer de mama, sobre la población general, debido a que otros miembros de su familia han tenido un determinado tipo de cáncer. Ello no quiere decir que lo puedan padecer con certeza, sólo implica cierta predisposición.
  • Las tasas están aumentado en todo el mundo, debido principalmente al envejecimiento de la población.
  • Una de cada ocho mujeres padece algún tipo de cáncer

Por otro lado, la crisis económica está afectando de forma notable a la atención sanitaria pública y los controles periódicos que reciben las mujeres. Por ejemplo, están aumentando las restricciones en la utilización de terapias oncológicas innovadoras, o se han distanciado en el tiempo, los controles periódicos con mamografías, existiendo incluso, grandes diferencias entre Comunidades Autónomas.

En esta situación, las compañías de seguros, en los últimos años, creen que es importante cubrir las necesidades tanto informativas como económicas de las mujeres, ante este tipo de enfermedades. Hay algunos países donde estas coberturas son muy comercializadas, como es el caso de Reino Unido, donde una de cada tres británicas ha contratado este tipo de producto, también es debido a que allí, los controles periódicos ginecológicos, no están cubiertos por la sanidad pública y se realizan cada 3 o más años.

Históricamente el seguro de salud, cubre también estas enfermedades críticas como son las enfermedades de corazón, cáncer, accidente cerebrovascular, etc., desde el punto de vista asistencial; sin embargo, en los años 80 en España, los reaseguradores empezaron a ofrecer una nueva forma de cobertura para enfermedades graves, en forma de capital de indemnización, no en régimen de asistencia sanitaria, más bien como garantía complementaria en Seguros de Vida, ya fuese de riesgo o de ahorro.

El éxito fue relativo, puesto que el importe de las primas era notoriamente más alto que las demás garantías complementarias; aun así las compañías aseguradoras entraron en ella y fueron evolucionando para reducir primas en base a criterios de garantías no en capital adicional, sino en capital anticipado a deducir del de fallecimiento o incapacidad, y más recientemente, delimitando enfermedades graves y ofreciendo coberturas más específicas, para enfermedades muy concretas, como puede ser el cáncer de mama o algo más amplio pero también limitado como es la cobertura de cáncer ginecológico.

Así, mientras que el seguro de salud proporciona la asistencia médica y cubre todos o parte de los gastos relativos a pruebas diagnósticas, ingreso hospitalario, intervención quirúrgica, incluso algún tipo de póliza puede llegar a cubrir tratamientos posteriores, como la restauración estética de la mama.

Las compañías de seguros que ofrecen este tipo de cobertura específica, y que no precisan tener ramo de Salud, realizan el pago de una suma global, en caso en el que el asegurado sea diagnosticado de la enfermedad concreta; en principio con el fin, de que lo utilice en función de sus necesidades, bien para el pago de tratamientos alternativos privados, bien como método de apoyo ante las diferentes necesidades que puedan surgir con este tipo de enfermedad, como puede ser, ayuda de un psicológico privado, asistencia doméstica para atender a los hijos mientras el paciente está en el hospital, obtener una segunda opinión médica en alguna clínica de reputado prestigio o fuera de España, cubrir gastos que la propia Seguridad Social no cubre, como desplazamientos, curas, medicamentos, etc. Lógicamente el fin último es que el capital garantizado, no sea objeto de fiscalización del asegurador.

Normalmente, estos capitales globales, suelen oscilar entre los 30.000€ hasta los 100.000€, dependiendo de las propias compañías y el segmento de la población a la que quieren orientar la comercialización de este tipo de productos.

En el mercado español, hay algunas compañías, que ha lanzado con éxito un producto de estas características, y otras se han limitado a incorporarla como una garantía complementaria optativa más.

También es cierto, que este tipo de coberturas, en los últimos años, han provocado quejas en los diferentes foros de cáncer, Asociación de Consumidores, etc., por no ser suficientemente amplia. Porque, si bien es cierto que el cáncer de mama es el cáncer más común entre las mujeres, la segunda y tercera más común, son el cáncer de pulmón y de intestino, los cuales no estarían cubiertos con una garantía especifica de cáncer ginecológico. No obstante, tienen su utilidad, y la oferta de la garantía de Graves Enfermedades con la amplitud inicial sigue existiendo en el mercado y son varias las compañías que cubren cualquier diagnóstico de cáncer e incluso de enfermedad terminal; obviamente el precio de este tipo de seguro es más elevado.

Por otro lado, este tipo de cobertura, también está muy delimitado por la edad, debido a la alta incidencia que tiene a partir de ciertas edades, por lo que este tipo de productos suelen tener, definiciones muy concretas de los ‘estadios’ de cáncer que son objeto exacto de cobertura, periodos de carencia inicial, dónde la cobertura todavía no es efectiva o dónde las exclusiones que aparecen en las condiciones particulares, están muy bien delimitadas.

Si sorprende que no se utilice como garantía distintiva, incorporada de forma inseparable a contratos de seguro específicamente diseñados y dirigidos para colectivos concretos de clientes, de forma que permitan la aplicación de tarifas distintas para hombres y mujeres, precisamente por la garantía de graves enfermedades que incorporan, sin incumplir la famosa sentencia que llevó al seguro directo a las tarifas unisex.

¿Verdad que nos suena a todos aquello de los productos Azules y Rosas? Nada impide lanzar su comercialización, lo único que no se puede hacer es discriminar a una mujer en un producto azul o a un hombre en un producto rosa.

En definitiva, los seguros de cáncer ginecológico y sus homólogos más limitados, son una solución aseguradora muy válida y destinada a cada una de las mujeres sensibilizadas con el cáncer y que desean elegir, llegado el caso de esos momentos difíciles que puede llegar a pasar una mujer con cáncer, que hacer y cómo hacer frente a la situación; sin estar condicionada económicamente.

Por supuesto, hay gran diferencia en la oferta entre compañías, y se diferencian entre sí, por elementos como:

  • Capital de indemnización
  • Número de canceres cubiertos
  • Tipo de pruebas médicas adicionales que pueden solicitar
  • Tiempo de inicio de la cobertura (desde el momento de la contratación de la póliza, o bien, varios meses después del inicio de la cobertura)

Los avances en la investigación
y el mejor conocimiento para la prevención primaria, confirman que tenemos un horizonte esperanzador ante nosotras, y este tipo de garantías nos ayudan a estar mejor protegidas si la adversidad de la enfermedad concreta deviene en certeza. ¡Ganemos la batalla al cáncer, podemos hacerlo! ¡Preveamos que no sea, además, un problema de bolsillo ¡

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