Escribe: Carlos Biurrun
El pasado 18 de noviembre asistí al 50 aniversario de la Global Alumni Reunion de IESE en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid. Más de 2.800 asistentes llenaron el auditorio y siguieron los diferentes paneles.
Realizadas las intervenciones de bienvenida, el primer panel comenzó con una interesante entrevista a Isidre Fainé, Presidente de La Caixa, por parte del profesor Santiago Álvarez de Mon.
Me he ocupado en este blog del liderazgo en distintas ocasiones, Liderazgo de Mandela, de Seve Ballesteros, Liderazgo y seguro y también lo ha hecho mi querido amigo James Singer que ha desgranado diferentes aspectos sobre la forma de gestionar en la empresa actual, la empresa del siglo XXI, ¿qué management para 2020?, ¡Motivar, motivar!, Dirigir hoy, carnicero o panadero…
Siempre he creído que el verdadero líder es aquel que se apasiona por lo que hace y sabe transmitir esa pasión a sus colaboradores.
Las recetas de Fainé van en esa dirección.
Dice Fainé que dirigir no es cuestión de objetivos sino de retos y además no tienen por qué ser públicos, más bien secretos, algo interno que provoca la motivación desde lo profundo de cada persona por conseguir algo.
Sigue el presidente de La Caixa insistiendo que “liderar es una cuestión de confianza, de libertad, de vivir en la verdad”, “Lo importante es tener un proyecto y hacer partícipes del mismo a tus colaboradores, que tienen todo el derecho del mundo a saber para qué trabajan, no constreñirles”.
A una pregunta del profesor de Mon sobre quién es el más importante en una empresa, el empleado, el accionista, el proveedor, el cliente, la respuesta de Isidre Fainé estuvo llena de sentido común, “por supuesto lo más importante es el empleado, si éste está motivado, trabaja a gusto, hará las cosas bien y el cliente será bien atendido que a su vez estará satisfecho y en consecuencia se conseguirán los objetivos y por lo tanto los accionistas recibirán su compensación, lo mismo que los proveedores sirviendo a una empresa sostenible”.
Sobre si el directivo debe tener más cabeza o más corazón, la respuesta estuvo, una vez más llena de sabiduría práctica: “hay que saber mezclar la intuición y la gestión, la planificación, hay que racionalizar lo que haces; el directivo tiene que ver lo que otros no ven para poder anticiparse”. El directivo debe caracterizarse por “ser motor, tener mucha energía, una gran capacidad de relación y estar siempre dispuesto a aprender”.
Finalmente Isidre Fainé insistió mucho en que hay que tener mucha capacidad negociadora para asumir el liderazgo y que creía más en las sucursales, el territorio, que en los servicios centrales.
Y un mensaje final que lanzó al auditorio: “cuidar la educación, perseguir la creación de empleo, apoyo a proyectos solidarios de lucha contra la pobreza y la salud”.
Un hombre práctico, de mucho sentido común, europeísta convencido y gran humanista Isidre Fainé.