La historia esta llena de confrontaciones, de luchas, tal es así que hay hasta libros, como «Sun Tzu – El arte de la guerra» con más de 2.500 años de antigüedad y en el que se han inspirado desde Napoleón hasta Mao Tse Tung, pasando por Maquiavelo.
Si me preguntáis si soy partidario de las luchas o confrontaciones, os responderé que en general no, a excepción de una, que es sobre la que hoy os quiero hablar: «La lucha contra uno mismo«.
Y es que en los tiempos que corren buscamos en los demás las responsabilidades que nosotros no hemos sido capaces de asumir. Es por eso que echo en falta frases como: «reconozco que yo también especulé con aquella parcelita de garaje» o «me va bien, pero me alegro de que a mi vecino le vaya mejor».
Y ahora pretendemos rellenar con leyes y normas lo que no hemos sabido ocupar con valores, y así nos va, tenemos lo que nos merecemos , ni más ni menos.
Hace escasos días ley, perdón quería decir leí 😉 , una frase muy buena que decía que «el único denominador común de todo lo que te ocurre eres tú mismo, así que sino eres feliz, tuya es la responsabilidad de cambiarlo«.
Así que antes de tener ni siquiera el pensamiento de comenzar una lucha contra otros, quizás sea mejor que luchemos contra nosotros mismos, y así quizás descubramos eso de que «la mejor victoria es vencer sin combatir«, que es precisamente lo que distingue a la prudencia de la ignorancia.
