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Escribe: Carlos Biurrun
El pasado viernes se inauguró el Mundial de Fútbol en Sudáfrica, un país joven, intercultural, que ha superado una de las mayores atrocidades de la historia reciente, el apartheid. El Presidente Nelson Mandela no estuvo en el acto inicial porque su biznieta, de 13 años, murió en un accidente de circulación cuando regresaba de un concierto.
El primer gol del partido inaugural lo metió Sudáfrica y muchos que estaban en el estadio recordaron la gesta que en 1995 hicieron los componentes de los Springboks, al ganar la copa del Mundial de naciones y que John Carlin supo contar en un libro magnífico, “El factor humano” y que Clint Eastwood supo convertir en un apasionante y entretenido filme, “Invictus”.
Mandela había salido de la cárcel en 1990 y alcanzó la Presidencia de un país dividido, con crisis social, económica y política, en 1994. Supo, como nadie, aprovechar el factor humano para la reconstrucción de su país, dando al mundo lecciones de generosidad, sensatez, equilibrio, renuncia de los superfluo, firmeza en los momentos difíciles, sentido del humor, mucha dedicación y movilizando – motivando – lo mejor de las personas para conseguir sus objetivos. Desde un realismo consciente – sabía perfectamente la situación en la que se encontraba su país – puso en marcha un conjunto de acciones para conseguir el cambio político, social y económico basado en las personas, en sus valores.
Mandela hace tiempo que dejó la Presidencia de Sudáfrica pero su espíritu todavía pervive entre sus gentes. Sudáfrica ha cambiado a mejor, si la comparamos con los tiempos anteriores a 1994, aunque siempre haya agoreros y pesimistas interesados que pondrán en la balanza los puntos negativos.
El 12 de junio de 1985, España, junto con Portugal, entraba a formar parte de lo que entonces se llamaba la Comunidad europea, terminando muchos años de negociaciones donde personas de diferentes ideologías pusieron lo mejor de su trabajo y esfuerzo. Recuerdo de aquella época una fotografía de Manuel Marín tumbado en una silla apoyados sus pies en una mesa y tratando de dormir después de las últimas sesiones maratonianas. Los medios nos daban datos que señalaban que los españoles eran los más “eurófilos” de todos los ciudadanos comunitarios. Se abrieron mercados, los flujos de mercancías, de personas, de capitales, comenzaron a venir los fondos de ayuda – siendo Alemania uno de los principales contribuyentes – y España comenzó a cambiar y a mejorar en todos sus índices de medición.
Los dirigentes de la época, políticos y económicos supieron generar ilusión en la sociedad y en las personas que se movilizaron en todos los niveles para aportar sus capacidades, su esfuerzo, su experiencia, su generosidad. Era una sociedad que sumaba y no restaba. Los agoreros y pesimistas – que los había – callaban porque no estaban bien vistos.
El seguro español, a partir de 1984, coincidiendo con la entrada de España en Europa, comenzó a transformarse, a crecer y a ser el objeto del deseo de bancos y multinacionales. Los cambios legislativos, durante muchos años parados, pusieron las bases de un sector moderno y competitivo. El marco de relaciones contractuales (1980), la ordenación sectorial (1984), la adaptación a la legislación comunitaria del seguro de autos (1986) y la regulación de la mediación (1992). Los dirigentes de la época, alrededor de ICEA, más dinámico y cercano al mercado, y UNESPA, más institucional y tratando de desatascarse y modernizarse, supieron compartir proyectos (Asitur, Centro Zaragoza, Pool de grandes riesgos, TIREA…) y gestionar unos negocios, especialmente el seguro de automóvil, con escasos márgenes pero de una expectativas enormes.
De mediados de los ochenta datan los primeros movimientos del nacimiento del canal de bancaseguros en España (Banco Bilbao) copiando las prácticas de bancos ingleses o los primeros movimientos de fusiones que en los noventa se acelerarían para alcanzar una concentración de sociedades equiparable a los demás países europeos. Las técnicas de control de gestión y de marketing, muy desarrolladas en el sector industrial y del comercio, comenzaron a transformar la actividad aseguradora, aportando racionalidad a las decisiones empresariales. Se comenzó a utilizar la informática.
Fueron tiempos en los que se necesitaba el cambio, la transformación de unas estructuras obsoletas y para ello se necesitaba mucha dedicación, mucho esfuerzo, arriesgar en la toma de decisiones, estar en todas partes. Había que renovar las personas, los equipos, las estructuras. En términos generales, los dirigentes estuvieron a la altura de las dificultades y supieron aglutinar equipos humanos que pusieron todo su esfuerzo, entusiasmo, generosidad y profesionalidad para cambiar la estructura sectorial. El factor humano estaba entre las prioridades de quienes tomaban las decisiones.
Sin duda alguna, la década de 2000, con los mejores resultados para el seguro español de toda su historia, ha sido la consecuencia de los fundamentos sólidos implantados en etapas anteriores, tanto en la sociedad – pensemos en el cambio en materia de seguridad vial – como en las empresas – concentraciones, mejoras tecnológicas y de gestión. Parecería que la crisis financiera, social y económica no fuera a afectar al seguro. Los máximos dirigentes se manifestaban recientemente resaltando los buenos fundamentos del seguro y los buenos resultados obtenidos en 2009. Comparto su análisis si de lo que se trata es de compararnos con otros sectores y si nos quedamos en una observación de “vuelo de pájaro”. Sin embargo, la posición relativamente sólida del seguro, no debe hacernos caer en el “síndrome del avestruz”, esconder la cabeza en la tierra y creer que ha desaparecido el peligro.
La década prodigiosa no se va a volver a repetir y desde posiciones firmes, el sector y las Empresas que lo componen, tienen que encarar la búsqueda de soluciones a los problemas actuales y a los retos del futuro.
Nos encontramos con un sector maduro y, en algunos productos, saturado, con fuerte competencia en la oferta, con transformaciones en los canales de distribución, algunos de los cuales, los corredores, necesitados de referentes sobre su papel en el juego de las relaciones con unos clientes infieles y en un mundo cada vez más global pero con reacciones cada vez más local.
El momento actual es propicio para encontrar nuevos caminos, nuevas soluciones, para intentar salir de la “caja lógica” sin miedo y, sobre todo, creyendo en el factor humano, en la necesidad de que las personas den todo lo mejor que tienen en la construcción de una nueva etapa.
Para ello, los líderes deben demostrar que cuentan con las personas, que promueven escenarios de participación, que escuchan – escuchar es bidireccional – que dejan espacio al error a sus colaboradores, que planifican el desarrollo del conocimiento y facilitan, con nuevas herramientas, su intercambio. Y se debe producir en los escenarios de dentro de las Compañías y en los de la distribución, con diálogo abierto, constante y sincero en la búsqueda de soluciones sobre aquellos problemas que ocupan y preocupan a unos y otros. Con capacidad de renuncia y humildad recíprocas.
Además, se deben emprender, ahora que existen órganos sólidos de representación en la distribución, planes sectoriales que resuelvan aspectos cruciales como la formación orientada a la acción, los sistemas organizativos y de procedimientos para la gestión de corredurías y agencias, la dimensión de los actores de la distribución, su transformación tecnológica y también afrontar una perspectiva más europea propiciando las alianzas, absorciones y fusiones intra y extrafronterizas.
Creo en la capacidad de reacción del seguro pero, una vez más estamos ante una encrucijada que hay que afrontarla con mucho trabajo, con mucho coraje, con firmeza, propiciando los intercambios y la participación de los colaboradores, siendo generosos, reinventando nuestras relaciones, con espíritu abierto a la crítica, a la búsqueda de espacios colaborativos más abiertos, abriéndonos a las buenas prácticas de terceros que, además, podemos encontrarlas en otros sectores, aplicando,
como diría mi buen amigo Peter Jordan, la topología de las formas de Henri Poincaré.
Solamente tomando como base el factor humano, las personas, seremos capaces de superar las complicaciones de mercado, de resultados, de necesaria renovación y de reafianzamiento empresarial.
Carlos Biurrun
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Comprendo lo que dices. Pero quizás ha llegado el tiempo de asumir la parte de responsabilidad que a cada uno nos concierne y tratar de trabajar mejor y no tolerar la incompetencia, la soberbia, muchas veces apoyada en simples…galones mal puestos. No miremos para otro lado, cumplamos nosotros y exijamos que los demás hagan lo mismo.
Querido Carlos:
Me ha parecido un excelente articulo y comparto tus ideas, pero a medida que avanzo, observo, analizo y veo lo que esta sucediendo en sector asegurador y más en las Entidades Aseguradoras, siento que si de algo se carece es de la mayoría de los factores que tu has ido comentando, las personas están tristes, cansadas, desmotivadas y sobre todo el principal valor que es el » valor humano «, no existe y todo porque esos Lideres no saben crearlos y tampoco quieren, porque ellos precisamente creen que su exito esta ahi. Craxo error pero es lo que estoy percibiendo.
Carlos buena reflexión de nuestra historia para encarar el presente y afrontar nuestro futuro. Nos falta tiempo para reflexionar hacia donde vamos porque el día a día nos puede. Por eso merece la pena sacar tiempo extra para compartir. Este artículo es de los de tenerlos en la mesilla para dotarlos de contenido. Paso a paso. Si nos dormimos malo. Yo voy centrando mi O.D.O. (me ha dado por llamarlo así, pues creo que es nuestro principal problema. Alguno sabe de qué hablo y con tu permiso te lo pasaré como artículo por si lo ves publicable).
También se hace dura la oferta: Ayer y hoy me he encontrado la misma respuesta en dos posibles buenos clientes: CHANTAJE bancario y es duro, aunque no dudo que si hacemos las cosas bien, lo acabarán valorando. De nosotros sigue dependiendo pues; en el fondo de ese factor humano que hablas. Un abrazo.
Mi percepción, Quionia, es que falta el intercambio de ideas en el trabajo, buscar espacios para nuevas soluciones, insistencia en la acción para ganar, para conseguir el resultado, creer en tu equipo y demostrar confianza. El ordeno y mando seca el entusiasmo. Hay que reaccionar al miedo, hay que hablar y compartir los éxitos y los fracasos. Fueron buenos momentos en esta dirección que apunto los que tuvimos en Espabrok juntos, sin duda alguna.
Plenamente de acuerdo con tu defensa del valor humano, Carlos.
En esta época de crisis, echo de menos al líder, que, preocupado o superado por la coyuntura, parece que se ha olvidado de predicar con el ejemplo. Las ganas, la alegría y la motivación se propagan y crecen mucho más fácilmente por contagio que por gestación individual.
Gracias por tus palabras. Te conozco y me conoces. Trabajamos mucho tiempo juntos y construimos una estructura comercial para vender seguros personales muy potente, adiestrada para asesorar a los clientes y con una enorme disciplina. Visto el tema con perspectiva, creo que las claves del éxito fueron mi total confianza a tu capacidad profesional y dedicación, al fin y al cabo cuando te elegí ya te conocía suficientemente, la planificación metódica de objetivos poniendo los medios al principio para poder emprender las acciones previstas, el reconocimiento a todos los niveles de las tareas bien hechas y una cosa muy importante, muchos momentos de relación. Creo, además, que trabajabamos sin miedo, apoyados en todas las líneas ejecutivas, desde el primero hasta el último, con una absoluta transparencia. Como dices bien, José Angel, hay que encontrar soluciones a los problemas actuales y definir el papel de los canales de dstribución. Incluso diría más, también hay que definir el papel de cada uno de los componentes de la actividad productiva de la Compañía, bien coordinados por quien tiene que asumir el liderazgo y respetuosos con la estrategia común. A veces se observan situaciones incoherentes en la acción comercial, especialmente en la aplicación de estrategias multicanal. Te animo a participar en el blog cuando quieras porque tus opiniones lo enriquecerán siempre.
Querido Carlos
Excelente artículo
Donde se va a encontrar una mayor ligazón entre liderazgo y factor humano qué en los seguros?
Desde que nos conocemos, siemptre hemos estado de acuerdo en esta premisa
De acuerdo contigo «no debemos vivir del pasado». Tenemos que buscar soluciones a los problemas actuales. Definir el papel de los canales de distribución, de los productos y analizar los cambios tan rápidos que están afectando al mediador.
Nuevos líderes deben orientar los proyectos pero sin perder de vista lo que nos ha ocurrido en el pasado y gestionando personas de verdad.
Lo dicho, un excelente artículo
Un fuerte abrazo
Carlos:
Magnífico artículo.
Espero que siga en próximos posts.
Espero con ellos conocer que es lo que de verdad necesita este sector maduro en el que le innovación sencilamente no se contempla como posibilidad de desarrollo empresarial.
Dicen que uno de los síntomas más claros de locura es esperar resultados distintos haciendo lo mismo.
Estoy seguro que en este sector todos esperamos resultados distintos.
Pero ¿Se hace algo distinto?
Comparte tu larga experiencia en el seguro con tus asiduos lectores sin tapujos.
Hay cosas que sólo son válidas cuando quien las dice se ven respaldadas por la experiencia de le edad y el trabajo durante años.
Un abrazo.